“To win the entire world for the Immaculata and, through her, for the Most Sacred Heart of Jesus.” - St. Maximilian Kolbe
Consagración a María

Día Uno: El Fruto del Espíritu es Amor

Oración inicial diaria

V: El señor este contigo.
R: Y con tu espíritu.
V: Oremos:
Oh Dios, que llenaste al Sacerdote y Mártir San Maximiliano Kolbe de un ardiente amor a la Inmaculada Virgen María y de celo por las almas y amor al prójimo, concédeme bondadosamente, por su intercesión, que luchando por tu gloria sirviendo con ardor a los demás, que seamos conformados, incluso hasta la muerte, a tu Hijo. Quien vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
R: Amén.

Lectura de la Primera Carta de San Juan (4, 7-21)

Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu.  Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.  El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él.
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.  La señal de que el amor ha llegado a su plenitud en nosotros está en que tenemos plena confianza ante el día del Juicio, porque ya en este mundo somos semejantes a él.  En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor, porque el temor supone un castigo, y el que teme no ha llegado a la plenitud del amor.  Nosotros amamos porque Dios nos amó primero.  El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?  Este es el mandamiento que hemos recibido de él: el que ama a Dios debe amar también a su hermano.

De los escritos de San Maximiliano Kolbe (KW 935)

La esencia del amor mutuo no consiste en que nadie nos cause disgustos -algo imposible entre los hombres- sino en que aprendamos a perdonarnos unos a otras de manera cada vez más perfecta, inmediata y completa. Entonces rezaremos con mucha confianza la invocación contenida en el “Padre Nuestro”: “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden [Mt 6,12]”. Sería un verdadero problema si tuviéramos poco o nada que perdonar a los demás.
Confiemos, pues, en la divina Providencia, en la voluntad de la Inmaculada y estemos seguros de que Dios permite todo en vista de un bien mayor.

Oración de Novena

Se puede utilizar una de las siguientes oraciones.

Oración para la Novena en honor de San Maximiliano Kolbe

Oh Señor, Jesucristo, que dijiste, “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” por la intercesión de San Maximiliano Kolbe cuya vida ilustró tal amor, te rogamos que nos concedas nuestras peticiones (mencione sus peticiones aquí).
Por el movimiento de la Milicia de la Inmaculada, que él fundó, Maximiliano extendió una devoción fervorosa a Nuestra Señora alrededor del mundo. Entregó la vida por un extraño y amó a los que lo perseguían, dándonos un ejemplo de amor desinteresado por todos los hombres – un amor inspirado por la verdadera devoción a María Concédenos, oh Señor Jesucristo, que nosotros también podamos entregarnos totalmente y sin reservas al amor y servicios de nuestra Reina Celestial para poder amar y servir mejor a nuestro prójimo en imitación de tu humilde siervo, Maximiliano. Amén.

Se dice tres Aves María y un Gloria al Padre

Oración en honor de San Maximiliano Kolbe, modelo de evangelista mariano

Oh misericordiosísimo Dios, hiciste de San Maximiliano Kolbe uno de los evangelistas católicos más destacados del siglo veinte.
Por medio del movimiento de la Milicia de la Inmaculada que él fundó, Maximiliano sembró las verdades de la Inmaculada Concepción y Tu plan misericordioso para con nosotros en incontables corazones, llevándolos hacia la plena conversión en la fe y en la esperanza, hacia una obediencia y unión perfecta con el Corazón de Jesús, y hacia el cumplimiento completo de la Nueva Alianza.
Hiciste que él diera mucho fruto al cargar la cruz del sufrimiento con dignidad y esperanza, al amar a sus perseguidores, y en dar la vida por un hombre completamente desconocido. Por su intercesión, concédenos nuestras peticiones … (mencione sus peticiones). Danos una dignidad y una esperanza en medio de nuestros sufrimientos y sacrificios, y, si es para Tu glorificación, sánanos de todas nuestras enfermedades, físicas y espirituales.
Por último, permítenos seguir, con María, su ejemplo de evangelismo católico efectivo para que vuelvan a Ti todas las masas de la humanidad, cada persona, familia, sociedad y cultura de nuestro tiempo y de todo el tiempo venidero. Amén.

Se dice tres Aves María y un Gloria al Padre

Responsorio en honor de San Maximiliano Kolbe

Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Dios, nuestro Padre en el Cielo,
recibe nuestras humildes súplicas.

Dios Hijo, Redentor del mundo,
sálvanos.

Dios, Espíritu Santo,
llena nuestro corazón con Tu amor.

Santísima Trinidad, un solo Dios,
danos Tu salvación.

Santa María, Madre de Nuestro Salvador,
intercede por nosotros.

San Maximiliano Kolbe, enamorado del grandísimo corazón de Dios y del hombre,
ora por nosotros.

Seguidor fiel de San Francisco de Asís,
enséñanos tu dedicación total a la vida evangélica.

Hombre de fe viva,
llévanos a creer como tú lo hiciste.

Valiente Caballero de la Inmaculada,
ayúdanos a ser instrumentos de María.

Apóstol de la Medalla Milagrosa,
danos confianza en María, la Madre de Jesús.

Modelo de vida religiosa,
auxílianos para que seamos pobres, castos y obedientes, según nuestra condición en la vida.

Tú fomentaste la unión de todos los cristianos,
enséñanos a respetar todos los que creen verdaderamente en Dios.

Tú pusiste en práctica la pobreza y la sencillez,
anímanos a vivir una vida modesta.

Ejemplo de inocencia angelical,
elévanos para que con servemos puros nuestro corazón y nuestra mente.

Apóstol del ejemplo cristiano,
enséñanos a recordar lo que dijo e hizo Jesús.

Ángel de la paz y la reconciliación,
inspíranos a ser ejemplo vivo de la paz de Dios.

Tú fuiste leal a las enseñanzas de Cristo,
enséñanos la misma fidelidad.

Apóstol de los medios de comunicación,
ayuda a nuestros periodistas a que sean impulsores de la verdad y la bondad.

Educador de la juventud,
eleva a nuestros jóvenes para que encuentren el sentido verdadero en su vida.

Defensor de la moralidad y valores cristianos,
protégenos de la inmoralidad en nuestro medio.

Apóstol celoso de Nagasaki en Japón,
defiéndenos de la destrucción nuclear.

Gran misionero de nuestros tiempos,
ayúdanos a participar en la evangelización del mundo.

Tú que oraste por tus opresores,
enséñanos cómo perdonar y olvidar.

Tú que respetaste a toda persona,
ayúdanos a ver la imagen de Dios en todo ser humano.

Tú que viste la voluntad de Dios en tus sufrimientos,
intercede a favor de los enfermos y aquellos que padecen de una enfermedad en fase terminal.

Víctima de la violencia y del odio,
enséñanos cómo amar a nuestros enemigos.

Tú que te ofreciste voluntariamente a morir por otro,
con duce a muchas personas a que ofrezcan sus talentos en el servicio.

Tú que compartiste un pobre pedacito de pan con tus compañeros prisioneros,
intercede a favor de los que tienen hambre y que están muriendo de inanición en este mundo.

Víctima de la exterminación planeada,
inspira a nuestros doctores y enfermeras a que protejan la vida humana.

Tú que moriste por un padre de familia,
restaura la dimensión cristiana a la vida de familia.

Socorriste a los prisioneros moribundos,
quédate también a nuestro lado en la hora de nuestra muerte.

Patrono de los moribundos,
intercede por los que agonizan de mente y de cuerpo.

Tú que estabas unido con Cristo en el sufrimiento,
ayúdanos a comprender que no sufrimos a solas.

Tú que moriste por inyección letal,
ayuda a todos los que son adictos a las drogas y al alcohol.

Mártir de Auschwitz,
ayúdanos a soportar con paciencia nuestros sufrimientos.

San Maximiliano Kolbe,
enséñanos que sin el sacrificio no hay prueba de amor.

Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo, oye nuestra oración.

Cordero de Dios,
que quitas el pecado del mundo, recibe la intercesión de Tus santos.

Cordero de Dios,
quitas el pecado del mundo, a Ti toda gloria en el Cielo y en la tierra.

Oración final

V: Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, nos diste en la persona de San Maximiliano un ejemplo de verdadera devoción a la Madre Inmaculada de nuestro Salvador y de amor desinteresado al prójimo. Concédenos, te suplicamos por su intercesión, que podamos crecer en nuestra comprensión del amor a la Inmaculada; para que reconozcamos su presencia, su voz, su amor y su poder con nosotros y nos llenemos de un ardiente deseo y voluntad de cumplir su voluntad en cada detalle, y así seamos partícipes y verdaderos instrumentos de su más perfecta respuesta a ti, en el Espíritu Santo por medio de Cristo nuestro Señor.
R: Amén.
V: Que el Señor nos bendiga, nos proteja de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R: Amén.